Acabo de leer este libro. Y me ha apasionado.
"La Belgique, Le roman d’un pais" es una mezcla de ensayo histórico/político y novela sobre el diminuto país.
Hace ya tiempo un conocido mío,
Sélian, me regaló este libro, y tenía muchas ganas de leerlo. Sélian es un belga que vive en Madrid, y precisamente me lo regaló porque sabe lo mucho que yo quiero a esa tierra.
Ahora va a hacer casi seis años que ya estoy de vuelta en España, y el tiempo casi todo lo cura y hace olvidar las cosas. Pero aún hoy todavía recuerdo, y a veces aún echo de menos, los ocho años de mi vida que pasé en Bélgica.
Se dice pronto, pero ocho años son muchos años, que evidentemente ya quedarán dentro de mí para siempre.
En principio me fui con una beca por seis meses, pero todo aquello (o más bien cierta persona) me lió y me gustó de tal manera que me quedé algunos años más.
Evidentemente yo soy hoy quién soy, y estoy donde estoy, gracias también a las circunstancias y vivencias que tuve en ese país, y a todas las cosas que pasé, porque evidentemente allí pasé muchas cosas buenas, pero también muchas malas.
Me da rabia que en España es casi políticamente incorrecto decir que te gusta Bélgica, porque rápidamente sale el tópico de si es un país aburrido, que si llueve mucho, que si es pequeño, que si nunca pasa nada, etc, etc. Pero lamentablemente, como casi siempre, se habla mucho por desconocimiento. Aunque allí pasaba igual, en cuanto decía que era español (y de Cádiz), ya rápidamente me saltaban con el tópico de que si no echaba de menos el sol, la paella, que si en España nos gustaba mucho el flamenco y los toros, que si qué simpático es todo el mundo, que sí p’aquí, que si p’allá....
Nada más lejos de la realidad. Sigo pensando que no se puede generalizar, que cada uno es de una forma. Distinta, pero igualmente respetable. Y que se puede ser feliz en cualquier sitio, que lo importante es ser feliz consigo mismo y con tu entorno, ser abierto y saber adaptarse a cualquier circunstancia o lugar. Y sobre todo que se puede tener un hogar allá donde tú decidas que se encuentra tu hogar.
Y por supuesto siempre defenderé que vivir fuera de tu país durante un tiempo es lo más positivo que le puede pasar a un individuo.
Bueno, pues todo este rollo venía para decir que el hecho de haber leído este libro ahora me ha traído a la memoria infinidad de recuerdos, y casi todos muy gratos.
Además me ha servido para conocer cantidad de circunstancias de su historia que no conocía, y para aprender a entender un poco mejor su carácter y la forma de ser de sus gentes, evidentemente también con sus contradicciones y sus problemas.
Obviamente hay muchas cosas de ellos que me revuelven, como sus problemas lingüísticos y políticos, su testadurez, sus cuestiones nacionalistas, su complejo de inferioridad, etc, etc. Pero hoy sólo quiero recordar lo bueno.
Y es que, ya que lo conozco muy bien, hay muchas cosas que me gustan de ese país: como sus ciudades - Gent, Antwerpen, Brugges,... -, o su comida (esos mejillones o esas croquetas de crevettes grises), o sus cervezas (¡esa Duvel, por dios!), o sus bosques y jardines tan verdes, o sus antigüedades y mercadillos, o su arte (desde pintores, hasta músicos, pasando por diseñadores de ropa, o arquitectos y movimientos artísticos, o artistas en general, y hasta sus estupendas modelos - que también hay muchas, y muy buenas -).
¿Cómo no sentir admiración por una tierra que ha dado a gente como Bruegel, Van Eyck, Rubens, James Ensor o Magritte, por nombrar sólo unos pocos pintores; a cantantes como Jacques Brel, Vaya con Dios o Vive la Fête, por enumerar sólo a tres, o a djs como los 2manydjs; donde han nacido diseñadores de la talla de Dries Van Noten, Anne Demeulemeester, Martin Margiela o Raf Simons o arquitectos como Victor Horta; o donde se han desarrollado tan bien movimientos como el Art Decó o el Art Nouveau; y donde han crecido chicas como Hannelore Knuts, Anouck Lèpere o Elise Crombez?
Es increíble cómo de un país tan pequeño y tan joven (Bélgica se creó en 1830) haya podido salir tanto arte, y la gente sea tan abierta, natural, sencilla, generosa y preparada.
Evidentemente es como mi segunda patria, porque no sólo he vivido allí quizá algunos de los años más importantes (y definitorios) de mi vida, sino por la cantidad de amigos que allí tengo, y/o por lo menos alguna que otra gente que sé que me quiere, y a las que yo quiero mucho.
Gracias a este libro he aprendido a entenderlos un poco mejor, y a conocerlos aún más profundamente. Y vaya desde aquí esta entrada de hoy como mi pequeño homenaje. Se lo merecían.