El Viernes noche fui al cine a ver una pelicula francesa estupenda, la que da título a mi entrada de hoy.
Se trata de una especie de thriler, en apariencia violento o duro, pero que encerraba toda una metáfora sobre la busqueda (y consecución) de la felicidad y el sentido de la vida a través de la belleza y la sensibilidad. La historia de una persona que actua violentamente, quizá guiada por la sociedad o entorno en el que se mueve, pero que encontrará sentido a su vida dando rienda suelta a su lado sensible y poético.
Una película bastante directa y sencilla en apariencia, pero que encierra todo un subfondo de traumas infantiles, problemas psicológicos, padres castradores, aspiraciones frustradas, vocaciones dormidas y amores escondidos.
Me encanta además el título, que le viene como anillo al dedo, cuando el personaje vive supuestamente una vida muy activa, violenta y de adrenalina a flor de piel, pero sin corazón. Y que curiosamente representa muy bien uno de los grandes traumas de la sociedad moderna, en la que la mayoría de nosotros llevamos vidas tan anodinas, estresadas y rápidas, que a veces no nos damos cuenta siquiera que encima de las corazas hay un corazón que late.
El chico de la película vive una vida tan frenética que ni siquiera tenía corazón, hasta que un día lo encontró. Sólo cuando supo darse cuenta de potenciar y sacar al exterior su lado más sensible, sentimental y humano - aparte de cuando por fin pudo literalmente matar y liberarse de su padre castrador que martirizaba su existencia, para poder empezar a vivir de una vez -. Quizá es lo que debíamos hacer todos, o al menos más de uno.
Estupenda película.
Había quedado para verla con E y K (no, no estoy hablando de ningún compotente vitamínico ni de ninguna sustancia psicotrópica ni nada por el estilo; sencillamente son mis chicos). Pero al final K no pudo venir, así que la vimos E y yo.
Después me hubiera apetecido quizá ir a ver el concierto de Las Nancys Rubias en la Nancy Boite, pero ya era tarde, y ya se sabe que los Viernes son días difíciles por arrastrar todo el cansancio de la semana. Así que a casita y a la camita que es donde se está mejor.
El Sábado quedamos con Mal para ir a la manifestación frente al museo Thyssen en contra de la tala de árboles que quiere llevar a cabo el desastroso ayuntamiento de esta ciudad en el majestuoso Paseo del Prado. Bueno, en verdad nuestra manifestación era en contra de Ruiz Gallardón (que no puedo con él), pero también era para demostrar nuestro apoyo a Tita Cervera (esa señora a la que nunca agradeceremos lo sufiente lo que ha hecho por la cultura de este país), y para mostrar nuestro lado más ecológico y verde (que lo tengo, y mucho).
Fue todo un espectáculo ver a esa señora tan digna (al final no se amarró a ningún árbol ni nada) frente a su museo, apoyada por algunos "artistas" izquierdosos o concienciados, como Pilar Bardem, Boris Izaguirre, Paquita Rico o gente de televisión entre otros...
Fijaros qué inocente estaba ella, toda de blanco, frente a esos buitres y cuervos de la prensa:
Ambiente de lo más variopinto pero muy interesante.
Pero es que lo mismo te podías encontrar a una señora pija que estaba allí por lo de Carmen Cervera, o a algún izquierdoso de los de los chirripitifláuticos, o a pijos de izquierdas con su chaqueta de Prada, o a gente de lo más "normal" como nosotros, o a señores mayores con sus banderas republicanas y sus gritos en contra del PP, o aquello de que se talen la pilila el alcalde y sus secuaces. En fín, todo un espectáculo.
Y para espectáculo, no os perdáis las estupendas fotos que saqué a Boris Izaguirre mientras firmaba un autógrafo en las tetas de una chica que le gritaba al lado nuestro (eran gitanas de Palma de Mallorca, ¡toma arte!). No os perdáis el espectáculo de sus manos:
Rápidamente nos fuimos a buscar una terraza para un aperitivo y acabamos comiendo por el barrio de Huertas. Trás un café y dejar a MAL en su casa, E y yo nos volvimos hacia el Parque del Retiro porque teníamos más ganas de museos.
Vimos una exposición muy curiosa en el Palacio de Cristal del Retiro, sobre una instalación de una artista japonesa, que convirtió todo el edifico en un templo de "cristal y espejos" con reflejos de arco iris. Realmente algo bastante mágico. Mirad si no, qué efecto tan bonito causaba en una pareja de enamorados:
Muy recomendable.
De allí paseamos hasta el Jardín Botánico, donde, aparte de disfrutar de las flores y plantas que empiezan a estar en su momento de máximo esplendor, pudimos disfrutar con la exposición de fotografías de Isabelle Huppert.
Sin duda una de mis actrices favoritas del mundo mundial. Además pude constatar que no solo es buena actriz frente a una cámara de cine, sino que es una estupenda actriz o modelo de retratos. Sabe posar y mirar a la cámara como nadie. ¡Vaya colección de fotografías! ¡Todos los grandes fotógrafos estaban allí, y todos los grandes le han hecho fotos a Isabelle! Por lo menos, si no todos los que son, todos los que allí estaban lo son (¡grandes e impresionantes fotógrafos, me refiero!).
Me gustó por ejemplo esta de Philip-Lorca diCorcia:
Aunque esta instalación en un cuarto oscuro era bastante inquietante:
Me encantó toda la exposición.
Y desde allí, y trás algunas comprillas, nos fuimos finalmente para casa, y claro, cuando llegamos allí ya eran más de las nueve (9) de la noche. Con lo cual, trás un Sábado de no parar, de estar todo el día andando en la calle, lo que menos te apetece es salir otra vez, así que nos preparanos una buena cena e hicimos un poco de cocooning (casita, mantita y sofá). Y una pena, porque me hubiera apetecido ver a Xabi, Mal, y Jko, con quienes más o menos había quedado. Pero bueno, ya nos veremos pronto.
En cambio el Domingo sí que fue un día tranquilo. Realmente de los de no hacer nada. Es decir: periódico, terracita, sol, paellita, lectura, un poquito de pc, un paseito y poco más. Casi, casi suena a sueño estival. Pero ¿qué más se puede pedir a un Domingo en el que ya casi casi empieza el verano?