Yes, We Can
Elizabeth PEYTON - 2008
Oil on MDF
14 1/4 X 11 1/4 inches)
Ayer se celebraron el día de la Hispanidad y algo así como el día de España, o de la Nación Española, o algo por el estilo.
Pero yo quiero aprovechar para recordar que no se debe limitar a un único día, sino que todos los días tenemos que tener muy presente que en la variedad, la diferencia y la tolerancia está el futuro (y la sabiduría).
Parafraseando al gran escritor Juan Goytisolo, "la falta de curiosidad o inapetencia por las culturas ajenas es, a mi entender, un índice de decadencia y pasividad, porque la cultura afectada por este síndrome se convierte en mero objeto de contemplación".
Que no se nos olvide.
Como todavía sigue haciendo un poco de frío, animo a que mañana nos abriguemos bien y salgamos todos a la calle a votar.
Yo recomiendo que nos pongamos, por ejemplo, un abrigo como éste de la última colección de Viktor and Rolf, que presentaron hace algunos días en las pasarelas de Paris, para decir bien alto que NO queremos que un gobierno de derechas llegue al poder aquí.
Un país como España NO merece un presidente como Rajoy.
O bien éste otro para seguir soñando (DREAM ON) con que exista un gobierno progresista, moderno, social y avanzado; como queremos que sea la sociedad española.
Porque otro mundo SÍ es posible.
"No se puede estar tres años echando leña al fuego del Apocalipsis para obtener estos resultados de mierda. Ni las manifestaciones masivas ni las banderas al viento ni los informativos de Telemadrid ni los himnos patrióticos ni el crujir y rechinar de dientes ni la Conferencia Episcopal ni las homilías radiofónicas ni el titadyn ni la mochila ni la furgoneta Kangoo ni los paseos de De Juana Chaos ni el tronante Acebes ni el diabólico Zaplana, ni el temible Aznar... He perdido un huevo de territorio, que es como perder masa muscular (la encefálica está secuestrada en FAES), a cambio de una calderilla de votos. A dónde vamos con ciento cincuenta mil votos que además he de agradecer a Gallardón, cuya factura tengo ya encima de la mesa. Si la gente no se ha creído un fin del mundo tan bien narrado, ¿cómo convencerla de que ese puñado de papeletas representa un hito mariano, un éxito histórico, una victoria sin precedentes? ¿Qué sacamos a la calle en el año escaso que nos queda? ¿Vendemos más catástrofe, más religión, más inseguridad, más terrorismo? No es cierto, maldita sea, que el pesimista siempre tenga razón. ¿Acaso no he derrochado pesimismo? Si hay en el partido alguien capaz de hacer pronósticos más negros que los míos, le cedo el puesto desde ya. Auguré que el Sol se oscurecería, que las tinieblas caerían sobre España, que la tierra se abriría bajo nuestros pies, que la balanza de pagos se volvería loca, que el producto interior bruto se iría al carajo, que nos invadirían los moros, que los niños serían utilizados en ritos diabólicos, que la sequía se prolongaría mientras el anticristo de Zapatero permaneciera en la Moncloa... Mis asesores dicen que quizá haya llegado el momento de sacar las siete plagas de Egipto. Pero si a los votantes les importa un pito Navarra, que es tan nuestra, ya me dirán lo que les puede preocupar un país árabe. Tal vez, me digo, si no funciona el miedo, funcione la ilusión. Tenemos un año para transmitir una imagen de optimismo, de fe en el futuro, de confianza en nuestras posibilidades. ¿Pero quién se imagina a Zaplana repartiendo flores, a Acebes predicando la paz, a Aznar tocando el violín, a Rouco Varela abrazando al cura Castro, o a mí mismo pidiendo a los electores que no se cabreen? ¿Se puede vivir sin estar permanentemente cabreado? Díganme cómo."
Juan José Millás (01/06/2007)
No se me ocurre nada más que añadir...
"Una de las dos Españas ha de helarte el corazón."
Antonio Machado
"Lo que diferencia al hombre del animal es que el hombre es un heredero y no un mero descendiente."
José Ortega y Gasset
Ayer tarde de sábado tuvimos de nuevo la fatalidad (y ya van dos) de tener que encontrarnos de bruces con otra de esas manifestaciones que se están organizando ahora cada dos por tres, básicamente en contra del gobierno, de gente rodeada de banderas rojas y amarillas, con los abrigos de pieles, y mucha cazadora verde, gris y marrón, y mucha mala leche en los semblantes, también.
Vaya tela, esta gente no han podido manifestarse nunca en la época de aquel señor a quién tanto veneran, y ahora en democracia, y con un gobierno sensato en el poder, le han cogido el gustillo y no hay quien les quite la bandera y la pancarta de la mano.
Anoche fue especialmente cruenta ya que al intentar cruzar la calle Goya para ir a una tienda que quería visitar, EKS (una de mis favoritas de ese barrio) a ver si habían traido algo nuevo de Marc Jacobs, nos encontramos con un encuentro bastante violento entre un grupo de esa gente que había ido a manifestarse y una pobre chica que intentaba sacar su coche aparcado en una de esas calles cortadas en plena tarde de compras para que los otros ejerzan su derecho a manifestarse. La tomaron con ella y le propinaron todo tipo de insultos, y hasta a patadas acabaron algunos con su coche.
Fue uno de esos momentos que te hacen sentir muy incómodo y violento.
Ya se sabe que la multitud enerva los nervios, ensalza al energúmeno que algunos llevan dentro, se crecen y sobre todo se sienten más seguros estando entre semejantes. Pero realmente este tipo de gente me dan miedo.
Anoche fue uno de esos casos (creo que la primera vez que me ha pasado algo parecido) en que de verdad sentí miedo rodeado de toda una furia de energúmenos sacando improperios por la boca, y obviamente tuvimos que intentar pasar lo más desapercibido posible, y salir de allí sin poder expresar libremente lo que pensábamos.
Realmente un espectáculo lamentable.
Nos fuimos de allí echando leches, pero todavía me dió tiempo para comprarme un traje maravilloso de Jey Coleman en Scooter (esa estupenda tienda del callejón de Jorge Juan). Sin duda lo mejor de la tarde (¡¿y lo guapo que voy a estar yo en la oficina con mi molón traje pitillo azul marino?!).
Y aún tuvimos tiempo de pasarnos por Kiehl’s para algunos productos para el pelo.
De casualidad nos encontramos con MAL en su plaza (no es que la plaza sea suya, pero vivir en la de Chueca imprime carácter) y nos tomamos unas cañas en el Lateral del Mercado de Fuencarral. Sin duda en barrios muchos más civilizados que los que acabábamos de cruzar.
Definitivamente vivimos inmersos en la vieja historia de las dos Españas. Lamentable, pero cierto.
"Dicen los viejos (sic) que en este país
hubo una guerra (sic),
que hay dos Españas que guardan aún
el rencor de viejas deudas.
(...) Pero yo sólo he visto gente
que sufre y calla, dolor y miedo,
gente que sólo desea
su pan (sic), su hembra (sic) y la fiesta (sic) en paz.
(...) Dicen los viejos (sic) que hacemos
lo que nos da la gana (sic);
y no es posible que así pueda haber
gobierno que gobierne nada (sic)
(...) Pero yo sólo he visto gente
muy obediente, hasta en la cama (sic),
gente que tan sólo pide
vivir su vida, sin más mentiras (sic) y en paz.
Libertad, libertad, sin ira libertad,
guárdate tu miedo y tu ira
porque hay libertad, sin ira libertad,
y si no la hay, sin duda la habrá (y sic)."
Jarcha, Libertad sin ira (1977)
PD: por cierto, las citas que he ido intercalando en esta entrada son algunas de las que vienen en "El corazón helado", el nuevo libro de Almudena Grandes, y que regalé ayer a mi chico. Le va a encantar.
El sábado por la tarde hubo una manifestación en Madrid de un buen grupo de gente que queríamos gritar contra el terrorismo, y solicitar de una vez paz y libertad en este país.
Hoy ha habido muchos bailes de cifras de asistentes, según el periódico que leyeras o el medio que vieras, pero lo cierto es que allí estuvimos muchos para gritar ¡basta ya! no sólo a los impresentables de ETA, sino también a los del partido popular por su absoluta terquedad y mezquindad.
Fue un momento emocionante.
Pero como la reivindicación política no está reñida con la diversión, aparte de para manifestarnos, la noche nos sirvió también para divertirnos de una forma variada: trás la manifestación hubo aperitivo en el Café Gijón y en el bar ese de las setas tan bueno que hay en Chueca (lo siento, no se el nombre), y también hubo cena en Bazaar, copas en La Taberna de Pelayo y hasta bailes en el Elástico.
En fín, que, como siempre, en la variedad está el gusto.
Hasta los co...es de: naciones, nacionalidades, sentimientos nacionales, unidad de la patria, ruptura de la patria, patria, patriotas, nacionalistas, antinacionalistas, patriotistas, antipatriotistas y, de paso, de “Oigo, oh Patria, tu aflicción”. Vengan de donde vengan. Todos. Estoy harto hasta de mí, que estoy harto de todo y de todas las etiquetas, los etiquetados y los etiquetables...
Me han encantado estas palabras con las que iniciaba su columna de ayer Maruja Torres, y de las que suscribo (y comparto) hasta los puntos y comas.
Estamos cansados de tanto nacionalismo barato, radical y sin sentido.
Hay que abrir más las mentes y los horizontes. Alzar bien la vista y saber ver un poquito más allá. Así nos iría un poquito mejor a todos.
Y ahora empiezan con lo del Estatuto Valenciano. ¡Dios, qué pereza!Aunque estoy convencido que gran parte de culpa de tanta crispación, y de que estemos hasta el gorro, lo tienen los propios medios de comunicación, metiendo tanta cizaña y provocando tanto hartazgo en la gente.
Evidentemente hay otros ciudadanos que no están tan de acuerdo, pero personalmente creo que les falta un punto de sentido crítico y de humor.
Ahora que claro, con poner esos dibujos en nuestros periódicos, nos estamos arriesgando a que también nos miren mal en esos países, y no os extrañe que ahora mismo en alguno de ellos alguien esté pisoteando en estos mimos momentos una bandera nacional española. Bueno, bien pensado tampoco nos viene mal un buen rapapolvo.
¡En fin, qué malos son estos integrismos!