¡Coño!
Lleva razón Rajoy: algo ha tenido que pasar para llegar a este estado de cosas. Si no hubiera ganado las elecciones la izquierda, por ejemplo, viviríamos tan tranquilos, con los generales en Irak, haciendo la guerra, que es lo suyo, y los obispos en la sacristía, que es lo suyo también. Pero nos empeñamos en votarlos, porque no tenemos arreglo. Y no era suficiente con que volvieran al poder tan sólo a las dos legislaturas de haberlo perdido, no, además tenían que gobernar y tocar las narices, en definitiva, a la gripe española (la más mortífera de todas) con esas mariconadas de la justicia histórica y de la apertura de las fosas de la Guerra Civil. Lo milagroso es que el virus no haya mutado ya con el ruido de sables que hay en los cuarteles y las condiciones higiénicas de las humedales.
Ríndanse, señores del PSOE. ¿Qué les cuesta entregarse al virulento Martínez Pujalte? Uno no es golpista, y condena la gripe venga de donde venga, lo que no le impide preguntarse cómo hemos llegado hasta aquí: quizá en la respuesta esté también la solución: hemos llegado hasta aquí porque el golpe de Estado homeopático de Tejero nos había hecho creer invulnerables al mal español. Pero ya van a las manifestaciones, juntos, los militares y los curas, y ya tienen su brazo PPolítico, que es alargado. ¡Se sienten, coño!
Nadie como el genial Juan José Millás (para mí, uno de los mejores escritores vivos que hay en España) para reflejar en ésta su columna de ayer en El País, la crispación que se vive actualmente en este país.
No puedo seguir soportando más esta historia de las dos (2) Españas; ni tanta violencia, intolerancia e incomprensión. Con esta escritura tan chispeante e irónica da en el clavo de la situación actual de este país, y de lo que algunos quieren hacer de él.
Obviamente el señor Zapatero esta viviendo ahora mismo sus momentos más críticos: entre el Estatuto, el terrorismo vasco (HB), EEUU, los militares, etc... Y evidentemente de cómo salga de estas situaciones en los próximos días, dependerá su futuro, y el futuro político y social de este país. Pero esa crispación, ceguera e intolerancia oportunista que quieren promover los otros, no la puedo soportar más. ¡Estemos alerta...!