Vamos a la playa, ohhh, ohhh, ohhh, ohhh, ohhh...!
El viaje resultó pesado, pero menos de lo que esperaba.
Llegamos a Marbella sobre las once y media de la noche, y nos fuimos directamente al bar de Francis para recoger las invitaciones de la fiesta de esa misma noche.
Cenamos algo allí y directamente para casa a dejar las maletas y sin cambiarnos siquiera salimos a tomar algo (el fín de semana era corto e intenso, y supongo que no queríamos perder ni un solo minuto).
Les enseñé un poco la parte antigua del pueblo y nos fuimos a tomar una copa a uno de mis bares favoritos, el Town House, y resulta que estaba tan lleno y hacía tanto calor que hasta resultaba claustrofóbico y agobiaba un poco. Lamentablemente ya nada es lo que era (¡otro nuevo a borrar de la lista!).
De allí nos fuimos directamente a la Sala Premiere donde se celebraba la fiesta de inauguración del Festival. Era ya más de la una (1) de la mañana, y algunos ya acusaban el cansancio (algunos más que otros, todo hay que decirlo), así que sin tiempo que perder nos fuimos para allá a ver cómo pintaba. Si nos hubiera aburrido nos hubiéramos ido a casa a dormir, pero fue llegar y justo en ese momento empezaba a pinchar Jesús Ordovás, ¡y vaya como pinchó!
Justo cuando entrábamos en la sala empezaban a sonar los primeros acordes del "Blue Monday" de New Order (¡mi himno, y creo que canción favorita, ever!), y a partir de ahí fue una encadencación de hitazos y éxitos de todos los tiempos, a cual mejor que el otro, y por supuesto una invitación irresistible al baile.
Creo que desde entonces no paré de bailar, porque los temazos se sucedían uno trás otro, desde Primal Scream a Nirvana, pasando por The Smiths, Radio Futura, Los Planetas, Roy Orbison, Fangoria, Cornershop, Fabio McNamara o The Pixies, etc, etc...
¡Un delirio total! ¡Era como si estuvieras en tu casa y pones la música que realmente te gusta oir y bailar cuando estás en tu entorno!
Como comentábamos, el gran maestro Ordovás nos dió una cátedra de música popular, con lo mejorcito de cada época. Definitivamente, ¡los modernos serán modernos siempre!
(Me encantó cuando se ponía sus gafas de vista de carey, como un señor mayor en condiciones, cada vez que tenía que buscar un cd. ¡Vaya clase!).
Creo que nos fuimos a casa como a las tres y media (3,5) o cuatro (4) de la mañana de puro cansancio (no hay que olvidar que a las cinco y media (5,5) de esa tarde todavía estábamos en Madrid).
Al día siguiente nos levantamos relativamente temprano para bajar a desayunar en el paseo marítimo y tomar un poco el sol en la playa. Sin duda ese fue uno de los momentos cumbres del fin de semana: el estar tirado al borde del mar, disfrutando de un día increíble de sol a finales de Septiembre y casi en los albores del otoño. Creo que disfruté ese momento muchísimo, y me di quizá los mejores baños en el mar que he tenido en todo el año. Supongo que ellos también lo disfrutaron.
A las tres (3) de la tarde nos fuimos a un chiringuito a comer, y disfrutamos de los manjares locales: espetos, chanquetes, boquerones, etc, todo ello regado con el vino blanco de la tierra de Cádiz y un agradable sol casi otoñal.
Creo que en la sobremesa y trás una ducha, ya estábamos preparados para subir al Festival.
El recinto estaba cerca de casa, con lo cual subimos andando y no necesitamos ir en coche, cosa que es de agradecer.
LLegamos como a las seis (6) de la tarde, y justo ya había pinchado Juan de Pablos, pero no pasó nada. Nos dimos un paseo por todo el recinto para comprobar la hermosura del lugar. Es increible tener un festival de distinto tipo de música en medio de un parque rodeado de pinos centenarios, con vistas que casi daban al mar y rodeado de curiosas casas y construcciones típicas (hermita incluída).
Nos encantó el lugar, y también nos gustó el ambiemte de gente que por allí se veía, niños y carritos con bebés incluidos, y elogiamos la idea y el ímpetu que lleva a un grupo de amigos a montarse un festival como este, totalmente gratis para el público e inaudito para un sitio como Andalucía, donde cualquier iniciativa joven y creativa se rechaza de antemano, y no recibe ningún tipo de ayuda oficial.
Es de elogiar que existan gente como Francis y sus amigos, que sólo con su empeño y voluntad hacen posible este tipo de iniciativas, que por el éxito que ha tenido, de público y convocatoria, en esta su segunda edición, no pude sino seguir creciendo... E intuyo que se hará grande y llegará muy lejos.
... Continuará en otra página siguiente...
Llegamos a Marbella sobre las once y media de la noche, y nos fuimos directamente al bar de Francis para recoger las invitaciones de la fiesta de esa misma noche.
Cenamos algo allí y directamente para casa a dejar las maletas y sin cambiarnos siquiera salimos a tomar algo (el fín de semana era corto e intenso, y supongo que no queríamos perder ni un solo minuto).
Les enseñé un poco la parte antigua del pueblo y nos fuimos a tomar una copa a uno de mis bares favoritos, el Town House, y resulta que estaba tan lleno y hacía tanto calor que hasta resultaba claustrofóbico y agobiaba un poco. Lamentablemente ya nada es lo que era (¡otro nuevo a borrar de la lista!).
De allí nos fuimos directamente a la Sala Premiere donde se celebraba la fiesta de inauguración del Festival. Era ya más de la una (1) de la mañana, y algunos ya acusaban el cansancio (algunos más que otros, todo hay que decirlo), así que sin tiempo que perder nos fuimos para allá a ver cómo pintaba. Si nos hubiera aburrido nos hubiéramos ido a casa a dormir, pero fue llegar y justo en ese momento empezaba a pinchar Jesús Ordovás, ¡y vaya como pinchó!
Justo cuando entrábamos en la sala empezaban a sonar los primeros acordes del "Blue Monday" de New Order (¡mi himno, y creo que canción favorita, ever!), y a partir de ahí fue una encadencación de hitazos y éxitos de todos los tiempos, a cual mejor que el otro, y por supuesto una invitación irresistible al baile.
Creo que desde entonces no paré de bailar, porque los temazos se sucedían uno trás otro, desde Primal Scream a Nirvana, pasando por The Smiths, Radio Futura, Los Planetas, Roy Orbison, Fangoria, Cornershop, Fabio McNamara o The Pixies, etc, etc...
¡Un delirio total! ¡Era como si estuvieras en tu casa y pones la música que realmente te gusta oir y bailar cuando estás en tu entorno!
Como comentábamos, el gran maestro Ordovás nos dió una cátedra de música popular, con lo mejorcito de cada época. Definitivamente, ¡los modernos serán modernos siempre!
(Me encantó cuando se ponía sus gafas de vista de carey, como un señor mayor en condiciones, cada vez que tenía que buscar un cd. ¡Vaya clase!).
Creo que nos fuimos a casa como a las tres y media (3,5) o cuatro (4) de la mañana de puro cansancio (no hay que olvidar que a las cinco y media (5,5) de esa tarde todavía estábamos en Madrid).
Al día siguiente nos levantamos relativamente temprano para bajar a desayunar en el paseo marítimo y tomar un poco el sol en la playa. Sin duda ese fue uno de los momentos cumbres del fin de semana: el estar tirado al borde del mar, disfrutando de un día increíble de sol a finales de Septiembre y casi en los albores del otoño. Creo que disfruté ese momento muchísimo, y me di quizá los mejores baños en el mar que he tenido en todo el año. Supongo que ellos también lo disfrutaron.
A las tres (3) de la tarde nos fuimos a un chiringuito a comer, y disfrutamos de los manjares locales: espetos, chanquetes, boquerones, etc, todo ello regado con el vino blanco de la tierra de Cádiz y un agradable sol casi otoñal.
Creo que en la sobremesa y trás una ducha, ya estábamos preparados para subir al Festival.
El recinto estaba cerca de casa, con lo cual subimos andando y no necesitamos ir en coche, cosa que es de agradecer.
LLegamos como a las seis (6) de la tarde, y justo ya había pinchado Juan de Pablos, pero no pasó nada. Nos dimos un paseo por todo el recinto para comprobar la hermosura del lugar. Es increible tener un festival de distinto tipo de música en medio de un parque rodeado de pinos centenarios, con vistas que casi daban al mar y rodeado de curiosas casas y construcciones típicas (hermita incluída).
Nos encantó el lugar, y también nos gustó el ambiemte de gente que por allí se veía, niños y carritos con bebés incluidos, y elogiamos la idea y el ímpetu que lleva a un grupo de amigos a montarse un festival como este, totalmente gratis para el público e inaudito para un sitio como Andalucía, donde cualquier iniciativa joven y creativa se rechaza de antemano, y no recibe ningún tipo de ayuda oficial.
Es de elogiar que existan gente como Francis y sus amigos, que sólo con su empeño y voluntad hacen posible este tipo de iniciativas, que por el éxito que ha tenido, de público y convocatoria, en esta su segunda edición, no pude sino seguir creciendo... E intuyo que se hará grande y llegará muy lejos.
... Continuará en otra página siguiente...
2 comentarios
d de d&p -
uups!
d de d&p -
es verdad! qué caña lo de las gafas! me calló superbién...
esperamos el resto del relato!