El talón de Aquilino
Esta última semana han corrido rios de tinta y comentarios de todo tipo sobre la incursión de la Iglesia en la vida civil de este país, la demencia de la derecha española, la nueva cruzada homófoba en este país, la vigencia eterna de las dos Españas, etc, etc...
Hay mucho que decir sobre todo ello, pero me permito transcribir la columna que Ruth Toledano (una chica que escribe muy bien y siempre dice las cosas muy directas y claritas) publicó ayer en El País. No se puede resumir todo de una forma más clara, directa, honesta y sencilla.
¡Estamos hartos de tanta mierda y tanta agresión! ¡Por eso hay que decirlo bien alto y clarito!
Estoy completamente de acuerdo con ella en todo lo que dice, y por eso quiero que lo lean cuantas más personas mejor, para que todos aprendamos a ser mejor persona y nos respetemos más:
"El sábado pasado se produjo en Madrid una numerosa manifestación homófoba. Me pasé por allí a ver cómo son de cerca las personas capaces de salir a la calle en contra de los derechos fundamentales de sus vecinos, compañeros de trabajo y hasta familiares y, aunque no vi nada que no esperara, me entristecí, por no decir que se me revolvió el estómago. La marcha era un ejemplo más de la hipocresía, el cinismo, el intrusismo y la doble moral que caracterizan a la derechona y a gran parte de la jerarquía católica españolas: la defensa de una única libertad, la suya; la defensa de una única familia, la suya; la defensa de una única moral, la suya; la defensa de unos ciertos privilegios sociales, los suyos; la presencia de obispos, curas y monjas, a quien nadie ha dado vela en el entierro de las peores lacras que arrastra la sociedad civil, las suyas; la presencia, a título personal o enviados oficialmente por Rajoy, de varios políticos del PP, que no sé con qué cara mirarán después a los homosexuales de su partido, manifiestos o no: los suyos, a quienes siento decirles que sarna con gusto no pica, pues ser homosexual y apoyar a un partido político homófobo es tan inconcebible y sospechoso como ser judío y nazi a la vez. Y ahora dicen que se sienten traicionados: que se dejen de pamplinas.
Digo que la manifestación homófoba fue numerosa para no faltar a la verdad de España y para que la comparación con lo que al mismo tiempo estaba sucediendo no muy lejos de allí nos produzca mayor alivio. Pues, descompuesta, me acerqué después al carnaval de Carlinhos Brown. Y sí, amigos, la otra tarde en Madrid habían salido a la calle las dos Españas (que no hay que tomarse a la tremenda ni remitirse a ningún trágico pasado: hay dos Españas como hay dos Francias, dos Italias y dos Estados Unidos de América); sólo que la España tolerante, la España respetuosa, la amable, la cachonda, la fiestera, la generosa, la multicolor era el doble en número a la represora y oscura, a la meapilas, inquisitorial y fascistoide. Los medios de comunicación no lo aclararon suficientemente, y me da igual si en Alcalá había 160.000 personas o un millón (venidas de todo el territorio nacional): en Castellana había 320.000 o dos millones (sólo de Madrid y sin nacionalidad). A muchos hasta nos daba igual también Carlinhos Brown el de Movistar, pero qué gusto dejarse arrastrar por su inaudita capacidad de convocatoria, entre blancos y negros, rubios y morenos, gordos y flacos, gays y heteros, y muchas banderas del arco iris: las de la paz, la libertad y el amor.
Pero lo más divertido estaba aún por llegar: Aquilino Polaino, el talón del Partido Popular. No tiene precio el espectáculo que la otra España nos tenía reservado para esta semana: el PP tiene que explicar al Senado por qué la única familia que merece reconocimiento social y legal es la suya y, en lugar de hacer un estratégico aunque inverosímil paripé en plan eslogan de Urdaci, "no a la homofobia, no al matrimonio homosexual" (sic), decide que sus tesis sean defendidas por Aquilino Polaino, experto en picana y botella. Normal, uno de los suyos. Pero resulta que Aquilino se pone el mundo por polaina, se va de la lengua y deja a sus correligionarios en el brete de salir, todos en fila, a desdecirse, como Conde el Magnífico, y a desmarcarse, como Zaplana el Realista: los mismos que le mandaron, por eminencia, ahora no coinciden con Aquilino en "nada", pues está "fuera de la realidad" (¿un inesperado brote de esquizofrenia?). Pero el plumero que se les ha visto no se lo pone ni una drag.
Qué gran favor para la causa del progreso de este país que la España que no queremos dé traspiés con el talón de Aquilino, el Desenmascarador. Esto es lo que hay debajo de la sotana y la gorra con visera de manifestación; así son y así nos lo han contado ellos mismos: les va a salir muy caro el callista mental. En cuanto a las perlas ensangrentadas de Polaino (a quien yo no dejaría ni un minuto a solas con un hijo mío), sólo me cabe secundar la petición de la FELGT (Federación Estatal de Lesbianas, Gays y Transexuales) al Colegio Oficial de Médicos de Madrid para que sea retirado de la circulación médica, algo que debería solicitar el propio colegio, por su prestigio y para evitar los males, mayores, que cause semejante colegiado en los desgraciados que caigan entre sus garras. Por lo demás, señores, España, nuestra España, va mejor que nunca."
Nada más que decir...
Hay mucho que decir sobre todo ello, pero me permito transcribir la columna que Ruth Toledano (una chica que escribe muy bien y siempre dice las cosas muy directas y claritas) publicó ayer en El País. No se puede resumir todo de una forma más clara, directa, honesta y sencilla.
¡Estamos hartos de tanta mierda y tanta agresión! ¡Por eso hay que decirlo bien alto y clarito!
Estoy completamente de acuerdo con ella en todo lo que dice, y por eso quiero que lo lean cuantas más personas mejor, para que todos aprendamos a ser mejor persona y nos respetemos más:
"El sábado pasado se produjo en Madrid una numerosa manifestación homófoba. Me pasé por allí a ver cómo son de cerca las personas capaces de salir a la calle en contra de los derechos fundamentales de sus vecinos, compañeros de trabajo y hasta familiares y, aunque no vi nada que no esperara, me entristecí, por no decir que se me revolvió el estómago. La marcha era un ejemplo más de la hipocresía, el cinismo, el intrusismo y la doble moral que caracterizan a la derechona y a gran parte de la jerarquía católica españolas: la defensa de una única libertad, la suya; la defensa de una única familia, la suya; la defensa de una única moral, la suya; la defensa de unos ciertos privilegios sociales, los suyos; la presencia de obispos, curas y monjas, a quien nadie ha dado vela en el entierro de las peores lacras que arrastra la sociedad civil, las suyas; la presencia, a título personal o enviados oficialmente por Rajoy, de varios políticos del PP, que no sé con qué cara mirarán después a los homosexuales de su partido, manifiestos o no: los suyos, a quienes siento decirles que sarna con gusto no pica, pues ser homosexual y apoyar a un partido político homófobo es tan inconcebible y sospechoso como ser judío y nazi a la vez. Y ahora dicen que se sienten traicionados: que se dejen de pamplinas.
Digo que la manifestación homófoba fue numerosa para no faltar a la verdad de España y para que la comparación con lo que al mismo tiempo estaba sucediendo no muy lejos de allí nos produzca mayor alivio. Pues, descompuesta, me acerqué después al carnaval de Carlinhos Brown. Y sí, amigos, la otra tarde en Madrid habían salido a la calle las dos Españas (que no hay que tomarse a la tremenda ni remitirse a ningún trágico pasado: hay dos Españas como hay dos Francias, dos Italias y dos Estados Unidos de América); sólo que la España tolerante, la España respetuosa, la amable, la cachonda, la fiestera, la generosa, la multicolor era el doble en número a la represora y oscura, a la meapilas, inquisitorial y fascistoide. Los medios de comunicación no lo aclararon suficientemente, y me da igual si en Alcalá había 160.000 personas o un millón (venidas de todo el territorio nacional): en Castellana había 320.000 o dos millones (sólo de Madrid y sin nacionalidad). A muchos hasta nos daba igual también Carlinhos Brown el de Movistar, pero qué gusto dejarse arrastrar por su inaudita capacidad de convocatoria, entre blancos y negros, rubios y morenos, gordos y flacos, gays y heteros, y muchas banderas del arco iris: las de la paz, la libertad y el amor.
Pero lo más divertido estaba aún por llegar: Aquilino Polaino, el talón del Partido Popular. No tiene precio el espectáculo que la otra España nos tenía reservado para esta semana: el PP tiene que explicar al Senado por qué la única familia que merece reconocimiento social y legal es la suya y, en lugar de hacer un estratégico aunque inverosímil paripé en plan eslogan de Urdaci, "no a la homofobia, no al matrimonio homosexual" (sic), decide que sus tesis sean defendidas por Aquilino Polaino, experto en picana y botella. Normal, uno de los suyos. Pero resulta que Aquilino se pone el mundo por polaina, se va de la lengua y deja a sus correligionarios en el brete de salir, todos en fila, a desdecirse, como Conde el Magnífico, y a desmarcarse, como Zaplana el Realista: los mismos que le mandaron, por eminencia, ahora no coinciden con Aquilino en "nada", pues está "fuera de la realidad" (¿un inesperado brote de esquizofrenia?). Pero el plumero que se les ha visto no se lo pone ni una drag.
Qué gran favor para la causa del progreso de este país que la España que no queremos dé traspiés con el talón de Aquilino, el Desenmascarador. Esto es lo que hay debajo de la sotana y la gorra con visera de manifestación; así son y así nos lo han contado ellos mismos: les va a salir muy caro el callista mental. En cuanto a las perlas ensangrentadas de Polaino (a quien yo no dejaría ni un minuto a solas con un hijo mío), sólo me cabe secundar la petición de la FELGT (Federación Estatal de Lesbianas, Gays y Transexuales) al Colegio Oficial de Médicos de Madrid para que sea retirado de la circulación médica, algo que debería solicitar el propio colegio, por su prestigio y para evitar los males, mayores, que cause semejante colegiado en los desgraciados que caigan entre sus garras. Por lo demás, señores, España, nuestra España, va mejor que nunca."
Nada más que decir...
5 comentarios
JE de Jesús -
Dani Jiménez -
Todos quieren (sobretodo iglesia y pp claro) confundir a la opinion pública sobre qué es en realidad lo que se discute, que es "lo de los derechos, impuestos y obligaciones" lo queramos o no.
y todo lo demás es en mi opinión liar a la peña, porque no tenemos la culpa de que ya exista un matrimonio civil y que este se llame por casualidad como el de la iglesia (se siente). yo respeto el de la iglesia y dejo a la gente que se quiera casar por "el sacramento" que lo haga. pero ahora bien, si hay ya establecido un matrinomio civil que tiene unos derechos y obligaciones (que no son por supuesto que la mujer se someta al hombre, que no es eternamente etc...) y el supuesto "otro matrimonio" va a tener las mismas obligaciones y derechos, NO TIENE NINGUN SENTIDO LLAMARLO OTRA COSA SI NO ES POR EL AFAN DE DIFERENCIARNOS.
es como si un blanco pide una beca para estudiar que tiene unos requisitos y unas obligaciones, y si un negro la pidiese y tuviese por supuesto las mismas obligaciones y derechos la llamasen "ayuda al estudio para personas de color". por qué no llamarla beca?. Acabáramos!
y por lo demás, nada más, espero que este jueves se apruebe la famosa ley para salir a celebrarlo "con todas las de la ley" como el momento histórico que será.
Gus -
Tambien me hace gracia ver como "hace dos dias" el matrimonio era algo estupido y solo los carcas se casaban, los demas se "arrimaban" por que "no creian en el matrimonio" y ahora todo el mundo defiende el matrimonio solo por determinadas razones. Si es por razones de derecho, de impuestos, de dinero etc... que si que es cierto que deben ser los mismos para todos, llamemoslo pues de otra manera y punto. Para los catolicos de verdad, el matrimonio es un sacramento, nada que ver con los derechos, los impuestos etc... el amor incondicional y para siempre pase lo que pase, jurado delante de Dios. Los que defienden el matrimonio de los homo lo defiende por esas razones o lo ven de esa manera? Por eso, llamemoslo de otra forma y todos contentos. Que si hombre que estoy de acuerdo contigo pero es el termino lo que bloquea a todo el mundo. Tan dificil de ceder en ese aspecto? Muchos besos.
lifeonmars -
Por supuesto que tienen derecho a manifestarse; de hecho así lo hicieron, porque estamos en un país en democracia. Pero no puedo aceptar que haya un partido democrático que lleve al Senado a un psicólogo que diga que yo soy un enfermo, porque no lo soy.
Y no puedo aceptar que se manifieste gente en la calle en contra de un derecho que debemos tener como cualquier otro individuo; porque ya que pago mis impuestos y cumplo con todas mis obligaciones como ciudadano, debo también disfrutar de los mismos derechos que los demás.
Y por supuesto que la vida son dos días, pero precisamente por eso...
Un beso.
Gus -