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La Casa Rural 2

Efectivamente el Jueves agarramos y nos fuimos todos desde la oficina para la Casa Rural en Guadalajara, cerca de un pueblo muy bonito, y de visita recomendada, llamado Sigüenza.
Nunca había estado por esa zona de España, y aunque al cruzar la ciudad de Guadalajara me pareció horrorosa, es cierto que Sigüenza es un pueblo muy bonito, y el Hotel/Casa Rural donde nos hemos quedado es realmente muy acogedor y tranquilo.

De entrada tuve esa sensación tan rara y desoladora que sentimos todos los que vivimos en una gran ciudad y de pronto nos vamos a una aldea de muy pocos habitantes. En un primerísimo momento tienes una sensación de haber sido trasladado en el espacio o en el tiempo a un lugar de silencio y paz absolutos. Es muy raro que me esté pasando esto a mi, que soy un tio de pueblo y siempre me he criado en un pueblo.
Supongo que es lo malo que tiene Madrid, que ya estás tan acostumbrado al ruido, al tráfico y al estrés que irte de pronto un dia a un remanso de paz y tranquilidad, se agradece muchísimo, pero necesitas un par de segundos para darte cuenta de dónde estás.

Nada más llegar tomamos posesión de nuestras habitaciones, y resulta que a mí me tocó una de las mejores. No era la suite, que le había correspondido a otra compañera, pero la mía tenía la mejor vista, sobre el jardín y la piscina; y la mejor cama, dos camas de matrimonio dobles (que desde el primer momento me dió mucha rabia saber que iba a desperdiciar). Siempre me pasa lo mismo cuando viajo por negocios a un hotel con una cama maravillosa, que sé que solo voy a usar para dormir, cuando vuelva cansado de reuniones o cenas. Me da rabia desperdiciar esa cama y pienso en las miles de posibilidades que tendría, o de cosas que se podrían hacer allí, y me acuerdo de gente especial con quién podría compartir aquello.

Por la tarde seguimos con las exposiciones y charlas (la mía me salió bien), y por la noche nos fuimos a dar un paseo a la aldea cercana, nos tomamos un aperitivo y volvimos a la casa para cenar maravillosamente. Teníamos toda la casa rural para nosotros (ocupamos justo las diez (10) habitaciones que tiene la Casa), y los dueños eran muy hospitalarios y dan un servicio exquisito.
Trás la cena, realmente buena, nos fuimos al salón a tomar un gintonic (o whiskysoda en mi caso) y estuvimos de charla animada hasta que nos entró sueño.
Pero al subir a mi habitación a la unaymedia (1'5) de la mañana todavía tuve tiempo de ver mi programa de televisión favorito desde la cama. "Dias de cine" hacía una revisión o comentario sobre Star-Wars y sobre el último Festival de Cannes (cuyo desarrollo sigo día a día), así pués me quede dormido de pura felicidad y cansancio.

Al día siguiente nos reunimos todos para desayunar alrededor de la mesa redonda gigante y nos pusimos rápidamente otra vez a la materia de revisar presupuestos, estudiar a nuestros clientes, contactos, alternativas de negocio, etc... Lo mejor, sin duda, fue el momento del coffee-break en la terraza al lado de la piscina, donde nos tomamos un refrigerio con una mezcla de dulce-salado, ya que pasábamos del café y bollos o chocolates a los zumos, pan con tomate y tapas de lomo, etc. Exquisito.

Continuamos con las reuniones hasta las dos (14), en que llegó el Director General de mi empresa, Alfonso, para clausurar el encuentro y comer con nosotros. La comida fue, de nuevo, muy buena.

Así pués, todo muy bonito, muy bien organizado, nos hemos acercado y conocido un poco mejor todos los compañeros, todos felices, etc. Se supone que ese era el objetivo.

El lugar es realmente recomendable, sobre todo para una escapada romántica de fin de semana. La casa es muy bonita, las habitaciones están bien y la gente que lo lleva son encantadores. Forma parte de una cadena de casas rurales y pequeños hoteles con encanto repartidos por toda España, llamada RUSTICAE (http://www.rusticae.es), cuyo Cuaderno de Estilo y Libro 2005 con direcciones y recomendaciones me traje para casa, evidentemente. Vienen buenas direcciones, que habrá que ir descubriendo.

Lo mejor: el jardín, la terraza y la comida.
Lo peor: la decoración. Muy rustica y tal, pero un pelín barata y hortera. Ya se sabe que para ser rústico, o se es rústico de verdad con cosas antiguas de las buenas y de verdad, o se roza un pelín lo hortera. Aún así estaba muy bien.

Trás el homenaje de buena comida, postre, café, copa y charla, nos metimos en varios coches y nos vinimos para Madrid sobre las cinco (17) de la tarde.

Evidentemente vine durmiendo en el coche todo el rato, ya que yo no conducía (yo es que soy de esos de los de entrar en un coche y quedarme dormido rápidamente). Un placer, la verdad.
Y fue llegar a Madrid y constatar que había hecho un día de calor insoportable (quizá el primero del año realmente veraniego).

Me alegró el día ver en mi buzón que me había llegado mi suscripción a la alucinante revista holandesa FANTASTIC MAN (http://www.fantasticmanmagazine.com). Una publicación maravillosa que acaba de salir a la luz, por los editores de la revista BUTT (http://www.buttmagazine.com), de la cual también soy un seguidor absoluto desde que salió, evidentemente.
Así pués, me tendí en la tumbona y me pasé el resto de la tarde leyendo y descansando.

La noche me depararía muchas más cosas, pero eso mejor lo cuento en otra página, porque ayer Viernes fue de nuevo uno de esos días interminables que dan mucho de sí...

1 comentario

richard -

hola