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lifeonmars

L'heure d'été

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Continuando con el fin de semana cinéfilo, este sábado también tuve tiempo de ir al cine para ver L'heure d'été.

Es un film menor, y sin duda no pasará a la posteridad como una de las mejores películas de la historia. Pero se deja ver muy bien, y, aunque sólo sea por disfrutar de ese ambiente tan exquisito de la burguesía francesa, de su hábitat, su manera de vivir y su clase, ya es todo un placer.
Y si encima el film se desarrolla dentro del mundo del arte pues mejor que mejor.

Las aventuras y desventuras de tres hermanos que tienen que decidir qué hacer con la herencia que acaban de recibir - se trata de un importante legado cultural y con un gran valor artístico -, y de la que obviamente cada uno quiere disponer de una forma distinta (me suena de algo).
Su herencia es algo MUY grande e importante, y pronto surge el dilema de si merece la pena (o se puede) continuar con el legado y los recuerdos heredados, o si por el contrario la vida debe seguir y cada uno debe continuar con sus propios recuerdos y su propia vida. Es algo que me afecta mucho, y me disturba. No sólo porque pueda haberlo vivido recientemente, sino porque me revuelve y entristece. Saber que cuando alguien muera todo su mundo, todo lo que ha construido, y su recuerdo se desintegrará y desaparecerá, sin que a nadie realmente le importe, es algo que me entristece mucho.

Basada en una historia del realizador francés Olivier Assayas, aunque fuera un encargo del Museo D'Orsey para celebrar no sé qué aniversario, o qué celebración exacta, resulta una película interesante, y sobre todo entretenida.

Aunque sólo sea por ver la casa que aparece en la película, y que es una protagonista más de la historia, o sus obras de arte, o incluso por darse un paseo por el interior del gran museo de los impresionistas franceses, ya merece la pena una visita al cine. Y sobre todo también por ver a Charles Berling, a quien es siempre un gustazo admirar.


2 comentarios

lifeonmars -

Señor Quinqui, muchas gracias por tus palabras. De verdad.

Siento mucho lo de mi página. A mí también me está dando problemas últimamente. Lo mismo un día de estos lo tiro por la ventana (el servidor, no el ordenador, ¿eh?)

Me sucede lo mismo. Me aterra pensar que nuestro paso por la tierra sea pasajero y que los que queden detrás no puedan emocionarse o incluso sacar provecho de lo que a nosotros tanto nos apasionó o dió sentido a nuestra vida.
Es realmente escalofriante.
Vete a ver esta peli, creo que te puede gustar.

Muchas gracias. A mí también me encanta el tuyo, you know :)

Señor Quinqui -

Amigo, que yo no sé que me pasa con tu página que cada vez que entro se me pone el ordenador tonto y no puedo comentar. A ver si hoy me deja.


Ayer te comentaba en un mensaje larguísimo que no se publicó por cosas extrañas de la vida que el post de me ha hecho pensar. Es algo que suelo hacer a menudo, me da una rabia tremenda esa cosa de no saber que será de los objetos, los recuerdos y las cosas de las personas cuando mueren. Es decir, cuando tienes hijos ellos se reparten lo tuyo como lobos y aunque todo pierda su esencia todavía quedará un poco de ti en el mundo. Sin embargo cuando mueres sin hijos y en soledad tiene que ser horrible.


Yo soy muy fetichista de los objetos, es decir, tengo la casa llena de trastos, revistas, libros, frascos de perfume, chuminadas y gilipolleces que a mí me molan mogollón. Los objetos tienen vida y esa vida se la damos nosotros, ya puede ser una pluma de pavo real o un pastillero que llevamos siempre con nostros sin saber por qué. PUes imagina a una vieja que viva sola, la vieja tiene su casa llena de recuerdos, fotos, libros y demás morralla que para ella significa un mundo. De repente se muere la vieja y no tiene herederos, todo pasa al estado y a tomar por culo su vida, sus sensaciones y sus cosas. Es horroroso pensar en que todo eso que guardamos como oro en paño algún día acabará en el cubo de la basura. Los únicos que se salvan de esto son los famosos, todo se guarda y al final se expone hasta un pañuelo lleno de mocos de cuando tenías doce años.

Imagina tus libros, tus cosas, tus sensaciones, tus recortes de revistas tirados en un cubo de basura. Es terrorífico, pero de cojones. ¡ Que horror !


Un saludo y aunque ya lo sabes te lo digo otra vez: me encanta tu blog :)