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Ya no es necesario repetir lo mucho que me gusta Londres. Ya sé que no hace falta que lo diga más. Si sigo así me estoy ya poniendo hasta pegajoso, y reconozco que ya estoy a punto de aburrir hasta a las ovejas.

Pero esta última vez ha sido algo distinto, más especial que otras; porque, aparte de ir por temas de trabajo, y tener muchas reuniones, esta vez si que sí he tenido algo de tiempo libre para dedicármelo a mí, para conocer y descubrir un poco más la ciudad.
Y además lo mejor de todo es que me han salido las cosas bastante redondas, y se han conjugado ciertos astros (o planetas, o lo que sea) para darme algunos momentos realmente inolvidables.

Entre tantas reuniones y comidas con clientes, corriendo siempre de un lado para otro de la ciudad, he sabido encontrar ciertos momentos para mí. Y un poco debido al azar, y quizá a eso de saber estar en el sitio justo en el momento adecuado, me han sucedido dos cosas que para otras personas pueden ser insignificantes o hasta ridículas, pero que para mí significan mucho.

Reconozco que soy un poco mitómano (tampoco es ningún secreto), y hasta puede que fetichista, como me dicen algunos, pero, para alguien como yo, para quien la fotografía de moda es una de las cosas que más me pueden gustar en este mundo, y a la que le tengo muchísimo respeto e interés, ver en persona a Mario Testino - uno de los grandes actuales - y poder hablar con él, y que además te firme algo, y poder asistir al estreno de una exposición muy especial de uno de mis fotógrafos favoritos, Tim Walker, es algo que no se me olvidará en mucho tiempo. Y es verdad.


El jueves salí temprano de la última reunión, y ya me había enterado que Mario Testino firmaba libros en la National Portrait Gallery a partir de las 18.30 horas (lo había leído en un e-mail recibido de la página web de la galería), así que ni corto ni perezoso para allá que me fuí, pensando que quizá habría una cola de gente enorme y que no vería nada de nada. Pero todo lo contrario.

Me había preparado una revista en la que él había fotografiado la portada, y en la tienda del museo me compré una postal suya (¡y vaya postal!), just in case. Así que con mi bolsita de plástico me fui para la cola tranquilamente (aunque ya iba un pelín nervioso, debo reconocerlo), y cuál sería mi sorpresa al descubrir que la cola que daba a una de las pequeñas salas del museo era mucho más pequeña de lo que pensaba, así que ni siquiera tendría que esperar mucho rato. Ahora, eso sí, estaba llena de diligentes y obedientes inglesitos/as con su conveniente libro bajo el brazo.
La firma en cuestión era de un libro de retratos que Mario Testino editó hace cinco años con motivo de una exposición en ese mismo museo (la razón por la que estaba firmando ejemplares de ese libro cinco años después era porque acaban de reeditar una nueva edición hace algunas semanas).
El hecho es que yo ya tengo ese libro desde que salió, o sea desde hace mucho tiempo, y por supuesto no me lo iba a comprar otra vez - por mucho que me guste el fotógrafo -, por lo que me parece que yo era el único que no llevaba este libro bajo el brazo (que debo confesar que pesa un huevo).

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En cierto momento en que estaba aguardando en la cola, una de las guardas de seguridad me dijo que si ya tenía preparado mi libro, y obviamente le mentí diciendo que sí. Pero ya antes había llamado un poco la atención cuando la misma guarda de seguridad me dijo que no era posible hacer fotografías personales (para eso ya estaban allí los fotógrafos profesionales de la prensa) cuando me vió que sacaba mi cámara de fotos en cuanto la estrella apareció por allí - ya se sabe que los españoles siempre tenemos que estar dando la nota, ¿no? -. Así que no hay reportaje fotográfico del momento. Pero no me importó.

Iba todo vestido de negro (vaquero, camisa negra y americana), con esa simpatía y sonrisa que le caracteriza. Aunque quizá lo que más atrajo mi atención fue toda la corte de asistentes y colaboradores que llevaba a su alrededor (más bien que revoloteaban en torno a él), cada cuál más guapo, más joven y mejor vestido. Realmente de impresión. Todos.
Es conocido que el peruano se rodea siempre de los asistentes fotógrafos más guapos y estilosos (todos chicos, claro).

Lo cierto es que a estas alturas ya no sabía dónde meterme de lo nervioso que estaba cuando de pronto llegó mi turno y me acerqué a su mesa, sin saber realmente hacia dónde mirar.
Le dije (en inglés) que tenía su libro desde hacía años y que lo tenía en casa en Madrid, que estaba de paso en Londres y que si no le importaba firmarme otra cosa, porque obviamente no me iba a comprar el libro dos veces. Me miró un poco mal, pero me preguntó que qué tenía conmigo. Así que saqué el número del Vogue francés que llevaba en la bolsa, el de la portada de Julianne Moore - ¿os acordáis? -, que obviamente estaba fotografiada por él.
Me preguntó (en español) que cómo me llamaba y, con un rotulador plateado, firmó la portada de la gran Moore (sí, sí, en plena pierna derecha de la actriz norteamericana, con su taconazo y braga de leopardo incluídos) que tanto me gustaba. ¿Recordáis que en una entrada anterior había dicho algo así como que pensaba que esa portada era para enmarcarla? ¡Pués dicho y hecho! ¡¡No me digáis que no es premonitorio!!
En aquel momento no tenía ni absoluta idea que tres días después iba a conocer al fotógrafo en persona y que me la firmaría con una dedicatoria exclusiva (¡son ese tipo de cosas que dan miedo, la verdad!)

Pero, insaciable como es uno, aún quería más, y le pregunté si no le importaba firmarme también una postal suya que acaba de comprar (la de la entrada anterior). Y así es como el icono Kate Moss formará también parte de las muchas imágenes que pueblan mi salón.

Podría haberle pedido más cosas, pero me corté un pelín y, dándole la mano, le agradecí sinceramente su gesto y amabilidad. Pero sin tiempo siquiera de decirle lo gran artista que es.
Porque sigo pensando que es uno de los artífices de algunas de las imágenes más glamurosas y potentes de los últimos años, tanto en sus innumerables campañas de publicidad o con sus portadas o editoriales de miles de revistas.

Para resarcirme de tanta emoción decidí entrar en la exposición sobre los retratos de Vanity Fair, y fue realmente como ver pasar delante mía toda la imaginería que ha formado parte de mi vida durante muchos de los últimos años. Una colección de retratos sencillamente imprescindible.
Tuve aún tiempo para dar también una vuelta por la colección permanente del museo, y los cuadros, fotografías y esculturas que ví fueron suficientes para convencerme que volveré más tranquilamente por allí la próxima vez que vuelva a esa ciudad.


Pero las emociones del jueves no serían suficientes, aún habría más. Cuando, leyendo el periódico durante el desayuno, me enteré que ese mismo día se inauguraba la exposición/retrospectiva del fotógrafo británico Tim Walker en el Design Museum, ¡que justo estaba enfrente de mi hotel! (al otro lado del río), no lo dudé un instante: tenía que verla.
Tim Walker es un fotógrafo como no existe otro, dueño de un mundo tan particular y una imaginación tan desbordante que cada una de sus fotografías te transportan a mundos de fantasía, únicos e irrepetibles. Me gusta tanto por su britanitud (¿?) (¡no sé cómo poder traducir la palabra britishness!), por ser "tan británico", por los colores de sus fotos, por la puesta en escena de sus imágenes, por su imaginación, por sus globos, por sus jardines dentro de mansiones, por su vida, por su forma de ser, por los cuadernos/bocetos con los esbozos de su trabajo, por los países y mundos imaginarios a los que nos transporta su obra, ... por todo. Creo que algún día le dedicaré un post en exclusiva. El chico lo merece.

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Lo cierto es que una vez acabadas todas las reuniones del día (muchas), y trás la comida de negocios, aún tenía unas tres horas antes de irme hacia el aeropuerto para volver a casa, y aproveché para perderme en el museo y en el mundo de Tim Walker. Ver el trabajo del fotógrafo en su ciudad y en su entorno fue una experiencia inolvidable, como me imaginaba.
Aún no llego a comprender bien cómo los mundos que crea éste señor con su obra me pueden llegar tan hondo y transmitir tantas sensaciones.
Tendré que pensarlo.

Lo cierto es que de allí tuve que salir corriendo para el aeropuerto, cansado y sudando como un pato, pero con una plena sonrisa de felicidad en la cara, y con esa tonta sensación de haber sido plenamente feliz.

10 comentarios

Xim Ramonell -

QUE TAAAL?
De nuevo me pasó por el blog
y comento en la misma entrada

LONDRES, NY, estás que no paras, eh!
Yo ya me fui a MALLORCA a descansar todo el verano
a ver si nos vemos a la vuelta

un beso!

lifeonmars -

TB97, que sepas que esta crónica iba un poco por tí. ;-)

calamarin, coincido plenamente. Me gusta mucho más Tim Walker, pero a Testino tampoco le diría que no. ;-)

La Semana Fantástica, jajaja, cuando quieras, yo a tí te firmo donde tú quieras. ;-) Y eso qué, ¿ahora usamos el blog para contactar? jejejeje...

inthesity, imagino que es lo que tienen los divos, como el concepto indica. ;-) Uf, no veas, ¡llevo un presupuesto en marcos!

MM, ¡y no veas lo que disfruta uno con estas cosas! ;-)

kikeonu, coincido. Tim Walker es alucinante.

Jesúz, muchas gracias por tu comentario. Me han encantado tus palabras. Y me ha hecho mucha gracia eso de colocarle velitas a alguien. ¡Me encanta!

CooL BoY, encantado de volver a verte por aquí. Espero volver a verte más. Perdona, pero el momento era tan grande que tenía que compartirlo. ;-)
Besos.

Xim Ramonell -

QUE GRANDEE
que tal todooo?
veo k muy bieen
hacia muchisimo que no me pasabaaa

Jesúz -

Leí esta crónica y sentí una ansiedad. Me metí en la peli completamente. Que guay!
Testino es genial, pero yo le coloco velitas a TIM WALKER (l)(l)(l)(l)(l)(l)(l)
Jesúz

kikeonu -

Tim Walker es alucinante.

MM -

Entotal; ke si lo encarga no le sale tan bien. Así da gusto,oiga.

inthesity -

Yo una vez le hice una pregunta a Toscani, un poco inconveniente, pero mira, en una sala enorme del circulo de bellas artes y se mosqueo también, los divos casi siempre son imbéciles, por eso es mejor no intimar con ellos, basta con un roce y una firma si no quieres que se te caigan.
Que Ud. compre muchos marcos

La Semana Fantástica -

La próxima vez que te vea, lifeon, el autógrafo te lo pido yo a ti, qué poderío, hijo.

TB97, estabas el otro día en la presentación de "Rosas, restos de alas" en La Fábrica? Te vi un segundo justo cuando me iba corriendo, pero me pareció que eras tú. Memoria visual que tiene uno!

calamarin -

Nadie puede negar que "Mario Testino", es uno de los grandes, pero yo me quedo con "Tim Walker" su forma de ver las cosas encaja mucho más conmigo. Aunque si Mario me pidiese un posado, no se lo negaría...

TB97 -

Bien por la crónica! No sé si el Testino me gustaría como persona...

Me perdí a Corazón + Serpentina por doble cumpleaños, pero mi corazón Pantoja estaba con ellos. Ya me contarás qué tal.