Juegos (para nada) Graciosos
Anoche fuí al cine a ver Funny Games, el nuevo remake en inglés que el gran Michael Haneke ha hecho de su misma película de 1997, y me fascinó.
Pero también me horrorizó.
Me encantó su elegancia, su estilosa puesta en escena, su historia, su ritmo, lo bien hilvanados que están sus personajes, y lo bien interpretados que están. Pero me horrorizó lo que cuenta. Y no sólo por lo que se ve, sino por lo que se oculta o no se dice, que me temo es aún peor.
No hay ninguna explicación para la violencia. La violencia no tiene lógica.
Y lo bueno es que esta película no da ninguna explicación del por qué de la violencia, no es para nada su intención (ya estamos cansados de rollos moralistas) sino que la muestra de una forma natural. Por eso es tan difícil de tragar.
Lo bueno es que aquí la violencia no es algo cool o guay, como suele pasar en la mayor parte de las películas norteamericanas que van de modernas y tal. Aquí la violencia duele, es insoportable. Se muestra de una forma también banal, sofisticada, y hasta superficial, pero la profundidad de lo que está pasando detrás es muy fuerte. Y por eso da mucho miedo.
A mí al menos me ha revuelto mucho. Me ha hecho dar respingos en el cine, me ha hecho sufrir, pero también me ha hecho gozar.
Por supuesto que no es una película fácil, viniendo de quien viene no es nada raro, pero tiene un algo especial que la hace muy atractiva. Y por supuesto, entre otras cosas, Naomi Watts debería desde ya estar nominada a los Oscars del año que viene (¡dios, qué papelón!)
2 comentarios
mono -
TB97 -
Y cierto, la Watts, INMENSA. De lo mejor que hay ahora mismo en cine. Dijimos lo mismo al salir del cine, que debería ir directa al Oscar, pero no creo que se acuerden de ella siendo la peli tan desagradable y habiendo "pinchado" en los USA.