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lifeonmars

Las Delicias del fin de semana

Fin de semana familiar, pués. Con boda incluida.
Es curioso cómo las celebraciones (bodas, bautizos, y en el peor de los casos, funerales) siguen siendo la excusa perfecta para reunir a la familia que se encuentra dispersa.
He tenido pués mi dósis de primos, tios, hermanos y sobrino (esta vez sólo uno). ¡Y me ha sentado estupendamente, oiga!

Celebrábamos la boda de ese primo alejado, al que sólo veo cada tres o cuatro años, pero en cuya fiesta me alegré mucho participar.

Llegué a Sevilla un viernes noche en ese tren que vuela y que no es ni pájaro ni Superman. Mi prima E me esperaba con el coche casi en marcha para irnos hacia El Puerto de Santa María, adonde dormiría en casa de mi tia I. Buena cena y charla a tres bandas con vistas al tranquilo y solitario Océano Atlántico de una noche cualquiera de verano.
¡Qué gustazo es poder dormir con una ventana entreabierta y con el rugir del mar como único sonido de fondo!

El sábado empezaría temprano y con las carreras y prisas típicas mientras nos preparábamos para una boda: que si plancha, que si ducha, que si corbata, que si gemelos, que si perfume,.... Muy guapos que íbamos todos, sí señor.
En la puerta de la iglesia me encontré ya con el resto de primos, tios, hermanos, cuñados, etc, y todo esto refrescado por un levante que literalmente arrancaba y se llevaba volando los tocados y sombreros de las damas.
La iglesia bien, pero cuanto más cortita mejor.

Pero lo mejor, lo que de verdad da sentido a una celebración de este tipo, vendría luego, con el aperitivo al aire (y reguardados del viento) libre y en los bonitos jardines de las Bodegas Terry.
El banquete continuó en el curioso museo de carruajes de las mismas bodegas. Y allí entre columnas, albero y barricas de madera donde se curaba el buen vino, dimos buena cuenta de la comida de primera. ¡Joooder, hacía tiempo que no comía tanto! Pero claro, después recordé ese famoso mito de ponerse hasta las botas en las bodas (quizá de ahí venga gran parte de su sentido), y casi me pareció normal.

Me gustó mucho la distribución de nuestra mesa, y es que allí estábamos los doce que mejor podíamos estar alrededor de una mesa. Lo pasamos realmente bien, y eso antes incluso de pasarnos al baile y a las copas.
Podría poner alguna que otra foto por aquí, pero bueno, supongo que la discreción y la intimidad se inventaron para algo.

Cuando ya tuvimos suficiente de calor, salsa y música flamenquilla de esa, ya estábamos casi todos con ganas de marcharnos. Es lo que tienen las bodas al mediodía, que cuando dan las ocho o nueve de la noche ya estás hecho polvo de tanto comer, beber y sudar. Así pués cada uno (al menos de mi grupo más cercano) cogió sus coches y nos despedimos hasta la próxima.

Yo volví con mi prima E (se le nota en la mirada que vive enamorada - ¡esto habría que leerlo con el tonillo de una famosa cancioncilla flamenca! -) a Sevilla, donde pasamos una estupenda noche de sábado, sabadete.

El domingo amanecí empapado en sudor y por el ruido de los aviones de guerra y reactores que volaban y contaminaban nuestro cielo, para asitir a no sé qué desfile militar de esos que se les ocurrió celebrar ayer en Sevilla. ¡A quién se le ocurrirá hacer algo parecido en uno de los días de más calor del año! ¡Diossss, qué manera de sudar!
A pesar de eso tenía todo un día por delante y una gran ciudad frente a mí, así que no tenía nada mejor que hacer que salir a disfrutarla.
Durante todo el día vagué por sus calles y paseé mi resaca, mis recuerdos y mi soledad por sus pintorescos rincones.
¡Joder, qué bonita es Sevilla, la cabrona!

Os dejo sólo con una fotito que hice por allí para que veáis que todas las ciudades cambian y se modernizan, hasta la tradicional Sevilla.
Si no mirad, mirad, qué curioso y refrescante pintaba el conocido Paseo de las Delicias incluso bajo un tremendo sol de cuarenta grados.

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Realmente delicioso, ¿no creéis?

9 comentarios

lifeonmars -

Mademoiselle S, pobrecita. ¡Qué mal día pasásteis!
¡Pero eso te pasa por casarte con una persona que vuela tanto, que al final pasáis los días en los aeropuertos!
Creo que os habría gustado, y que lo habríais pasado bien.
No te preocupes que ya habrá otras... Muac.

lifeonmars -

Cosimo, huy, yo nunca paso hambre ni sed. ¿Será quizá que eso es lo mejor para soportar el calor, beber mucho? ;-))
Ya, Noriga a mi tampoco que tal, pero tampoco le diría que no. Tu me entiendes.

lifeonmars -

Sky, yo también a lo tonto, reconozco que me gustan mucho las bodas. No sé por qué pero en casi todas a las que he ido me lo he pasado pipa. ¿Será porque a uno le gusta la juerga...?

lifeonmars -

Xabi, ¡¡yo pasaba por allí y a tu boda me colé...!
Sí, la verdad es que prácticamente no se le reconoce.

MAL, yes, I love my Es!! Aciiid!!!
;-))
Pués no te creas, que yo me apunto a un bombardeo. Lo mismo un día de estos te aviso que te pongas un traje de marinerito y que nos lleves las arras y el velo.
De todas formas la que tendré el próximo día 24 también en Sevilla (¡vaya hombre!) va a ser una prueba de fuego para mí. Iré con la libretita y tomaré notas.
Sí, el Noriega de la Puerta del Sol también está para comérselo. Lástima que sea vecino de la Sede de la Comunidad de Madrid, y tenga que pasar todos los días por allí la Esperanza Aguirre esa.

Mademoiselle S -

Pues ni ocasion de besar al novio tampoco descubrir al dicho Noriega con su pelo iberico en el pecho ooooohhh... Sevilla destinacion que va con pesadilla...Un dia entero de fiesta que se transforma en idas y vueltas interminables en una terminal de aeropuerto ahhhhh...

Cosimo -

Pues yo siempre me quedo con hambre en las bodas y normalmente el ansiado pedazo de tarta que te ponen es de risa...Me alegro de que disfrutes tanto con todo y que toleres tan bien el calor. Yo lo llevo fatal! El Noriega nunca me da dicho nada, ya lo sabes. Tendrás que enseñarme a apreciarlo como esos vinos del Terry.

Skywalker -

¡Qué me gusta a mí una boda y qué injustamente son tratadas !
Qué bonita es Sevilla y qué calor que hace ya...

MAL -

¿Tienes una prima E y un Mr. E? Curioso. Pues a ver si con tanta boda te vas a animar y nos das a todos una sorpresa. Solo prométeme que no iréis iguales ni de blanco.
A mi el Noriega siempre me ha encantado y esta foto la veo todos los días en la Puerta de Sol. Está para comerselo.

Xabi -

Reconócelo, tu ibas al desfile militar y ya que estabas en Sevilla te pasaste un ratito por la boda :-))
No, en serio, qué envidia! Qué bien lo pasaste... yo nunca he tenido ocasión de disfrutar tanto en una boda familiar (aunque la verdad es que se me han casado muy pocos familiares cercanos...).
Muy curiosa la foto del Noriega.... aunque la primera vez que vi el anuncio, me costó mucho reconocerle que labor de photoshop!!!!