Comer en Domingo
El Domingo fue uno de esos típicos de socialización y felicidad gatronómica. ¡Creo que estuvimos comiendo durante todo el día!
Nos levantamos tarde para disfrutar de un tardío desayuno de los de calor humano y periódico de por medio.
A mediodía (o más bien después de mediodía, como suele suceder) quedamos con M para tomar un aperitivo en cualquier bar. Y una cervecita en uno llevó a otra en otro, que llevó a otra, que... y acabamos almorzando estupendamente a las cinco (5) de la tarde en casa de E. Entre los tres (3) nos montamos una estupenda comida que, acompañada de una buena charla, duró hasta las siete y media (7,5) de la tarde, hora en que nos dimos cuenta que habíamos quedado a las ocho y media (8,5) en casa de Olaf porque nos invitaba a cenar.
O sea que, con el tiempo justo de pasar por casa sólo para cambiarme de ropa, para allá que nos fuimos. Su casa me pareció literalmente alucinante. Creo que una de las más interesantes y curiosas que he visto hasta el momento en Madrid. Llena de libros, obras de arte e instalaciones de arte contemporáneo, de las que me harían pasar allí horas y horas disfrutando. ¡Realmente me encantó!
Allí nos esperaba esa pareja tan simpática e interesante que saludamos en el concierto de Rufus, y una de las amigas de Olaf que tan gustosamente le ayudó a preparar la cena (¡buenísimo todo!). Justo después de nosotros llegaría la otra pareja invitada, que resultó ser en verdad de lo más insólita y curiosa.
La velada pasó en un santiamén, entre muchas risas, amenas conversaciones y buen vino. El tiempo se nos pasó muy rápidamente, y creo que salimos de allí como a la una de la mañana. Ciertamente uno de esas veladas que te hacen olvidar que el Domingo es normalmente un día aburrido, sobre todo porque presagia que al día siguiente hay que ir a trabajar. En verdad esta reunión nos ayudó a pasarlo mejor y a olvidar que hoy lunes había que levantarse temprano. Y aunque no hubo más remedio que hacerlo, y esta mañana me levanté un poco "tocado", no me importó nada por el agradable recuerdo que aún me quedaba de la noche anterior.
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