Aprender a crecer
Ha sido un fin de semana largo. Lleno de momentos agradables, de amigos, de copas, de manifestaciones y reivindicaciones, y también de diversión.
Estos cuatro intensos días que hemos celebrado en Madrid, han servido para volver a alzar nuestra voz y gritarle a los que aún están sordos, no se quieren enterar, o tienen medio cerebro, que queremos simplemente reivindicar los mismos derechos y libertades de los que disfrutan el resto de ciudadanos. Y un poco más de respeto y tolerancia. Tan simple como eso.
Obviamente tenemos que luchar por ello todos los días, pero me parece bien que una vez al año existan este tipo de fiestas y celebraciones (que lamentablemente aún siguen molestando y cabreando a mucha gente) para que, aparte del lado lúdico - que también es importante -, se reivindique el sentido realmente importante de por todo aquello por lo que llevamos luchando tantos años.
Ha habido muchas situaciones y ratos memorables, pero sin duda el más relevante fue la manifestación de ayer tarde por las calles del centro de la capital. Fue realmente un lujo ver a tantos y tantos miles de personas disfrutando en un entorno tan lleno de tolerancia, buen rollo y libertad. Realmente impresionante.
Tengo bastantes recuerdos gráficos del momento, que quizá vaya desgranando y compartiendo aquí durante la semana, pero los recuerdos más importantes quedarán para siempre en mi memoria. Y esa también es eterna.
Hoy domingo en cambio ha sido un día de descanso para poder digerir y canalizar todo lo sucedido en estos últimos días. Así que he dedicado la jornada a descansar, leer y ver buen cine.
He vuelto a entrar en ese maravilloso colegio del norte de Francia, que nunca me canso de visitar.
Esta película me parece sencillamente maravillosa. Cada vez que la veo me vuelvo a emocionar con la inocencia de esos niños, con sus imágenes llenas de sensibilidad, ternura e inteligencia, y me vuelvo a convencer de lo increíble que es el ser humano.
"Être et avoir" ("Ser y tener") es una humilde y sencilla historia ambientada en un entorno rural de un grupo de chavales que asisten a la escuela y al descubrimiento del saber. Cada vez estoy más convencido de la importancia y relevancia del trabajo (lamentablemente menospreciado últimamente) del profesor o maestro. Pero es que no hay nada más maravilloso que poder enseñar y trasmitir a los niños los valores que posiblemente harán de ellos personas de bien, y sobre todo enseñarles a tener seguridad en sí mismos y a aprender a crecer.
Ni más ni menos.
Estos cuatro intensos días que hemos celebrado en Madrid, han servido para volver a alzar nuestra voz y gritarle a los que aún están sordos, no se quieren enterar, o tienen medio cerebro, que queremos simplemente reivindicar los mismos derechos y libertades de los que disfrutan el resto de ciudadanos. Y un poco más de respeto y tolerancia. Tan simple como eso.
Obviamente tenemos que luchar por ello todos los días, pero me parece bien que una vez al año existan este tipo de fiestas y celebraciones (que lamentablemente aún siguen molestando y cabreando a mucha gente) para que, aparte del lado lúdico - que también es importante -, se reivindique el sentido realmente importante de por todo aquello por lo que llevamos luchando tantos años.
Ha habido muchas situaciones y ratos memorables, pero sin duda el más relevante fue la manifestación de ayer tarde por las calles del centro de la capital. Fue realmente un lujo ver a tantos y tantos miles de personas disfrutando en un entorno tan lleno de tolerancia, buen rollo y libertad. Realmente impresionante.
Tengo bastantes recuerdos gráficos del momento, que quizá vaya desgranando y compartiendo aquí durante la semana, pero los recuerdos más importantes quedarán para siempre en mi memoria. Y esa también es eterna.
Hoy domingo en cambio ha sido un día de descanso para poder digerir y canalizar todo lo sucedido en estos últimos días. Así que he dedicado la jornada a descansar, leer y ver buen cine.
He vuelto a entrar en ese maravilloso colegio del norte de Francia, que nunca me canso de visitar.
Esta película me parece sencillamente maravillosa. Cada vez que la veo me vuelvo a emocionar con la inocencia de esos niños, con sus imágenes llenas de sensibilidad, ternura e inteligencia, y me vuelvo a convencer de lo increíble que es el ser humano.
"Être et avoir" ("Ser y tener") es una humilde y sencilla historia ambientada en un entorno rural de un grupo de chavales que asisten a la escuela y al descubrimiento del saber. Cada vez estoy más convencido de la importancia y relevancia del trabajo (lamentablemente menospreciado últimamente) del profesor o maestro. Pero es que no hay nada más maravilloso que poder enseñar y trasmitir a los niños los valores que posiblemente harán de ellos personas de bien, y sobre todo enseñarles a tener seguridad en sí mismos y a aprender a crecer.
Ni más ni menos.
3 comentarios
elchicodelachaquetaazul -
¿Qué tiene que ver la abnegación como profe con llevar un coche u otro? No entiendo,ay!! (como si por ser buen maestro tuvieras que ir en un cuatro latas...)
lifeonmars -
Quise haberte enviado un sms/mail ayer para decir "sorry", pero al final se me pasó, y hoy he estado tan liado que ni tiempo he tenido. Cuando hay confianza hay cosas que casi son obvias.
Como dice mi nuevo post estoy en periodo de hibernación/reflexión. Un besazo y me alegro que lo pasaras tan bien.
Yo he disfrutado mucho, mucho de este finde.
Te vemos muy pronto.
telecine -
Genial la marcha y el finde, estoy agotadísimo, que ya estaba malo de antes. Espero que ese momento de tensión que pasamos al final del sábado esté olvidado y superado... Si, ¿no?