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lifeonmars

Munich, bien vale una...

... cerveza (o varias).

Continuando con mi loco mes de septiembre, y casi sin poder digerir aún el regreso de Roma, el martes tuve que hacer de nuevo la maleta para un viaje de dos días a Munich, y obviamente ese ha sido uno de los motivos fundamentales por los que he tenido un poco abandonado esto del blog últimamente.

En principio ha sido un viaje de negocios, pero el motivo fundamental era que un cliente me invitaba a la Oktoberfest (o fiesta de la cerveza); así que digamos que fue un viaje de trabajo y de placer al mismo tiempo, o ambas cosas a la vez, o ninguna al mismo tiempo.

Debo confesar que lo de la cerveza es una pasada. ¡Realmente muy fuerte!
Es una especie de Feria de Sevilla a lo grande, donde en un descampado instalan unas carpas gigantes de superlujo (y superbien equipadas), con infinidad de bancos/mesas enormes de madera, donde caben miles y miles de personas, que visten unos trajes típicos pelín horteras, donde hay una banda de música que toca canciones típicas del folclore alemán (¡!), y donde la gente se reune fundamentalmente para beber cerveza. Y donde al final de la noche todos acabamos bailando encima de las mesas con los brazos entrelazados...

Hay una jarra estandar que hace exactamente un litro, y antes de que nuestras jarras se acababan ya nos las estaban reemplazando por otra nueva. No me acuerdo muy bien de cuántas bebí en total, pero sí creo recordar que nunca he bebido tanta cerveza en mi vida.
Me lo pasé realmente bien.

Al principio no conocía personalmente a la gente que me invitaba (todos alemanes), y no sabía quién más estaría allí (al final nos habían invitado a tres personas: un español (yo), un inglés y un belga); pero trás pasar allí tantas horas juntos, y sudar y reirnos tanto, con tanta cerveza, pasamos una tarde realmente estupenda. Al final aquello parecía como esos chistes de "... esto era un francés, un inglés y un español..."

Acabamos en la discoteca de moda de Munich. No recuerdo cómo se llamaba ni nada de nada, pero sí recuerdo que era realmente espectacular, tipo palacio, con cúpulas, columnas y tal, y que hasta nos echamos algunos bailes (impensable compartir pista de baile con señores con los que normalmente hablas de negocio y cosas aburridas).

Debo confesar que fue toda una experiencia. Y una vez más uno de esos momentos en los que te dices a tí mismo que de verdad me alegro mucho de poder disfrutar de experiencias tan curiosas. Sí, debo confesar que tengo suerte.

No sé si algún día volveré a eso de la Oktobefest (dura dos semanas, cada año), pero al menos lo he probado, y puedo decir que es realmente asombroso.


Lo que era menos asombroso era mi estado al día siguiente cuando me tuve que ir para una reunión de negocios a las diez de la mañana. Pasé el día como pude, y lo sobreviví.
Lo cierto es que los alemanes con los que me reuní también habían estado en la fiesta, con lo cual compartíamos el mismo sentimiento.


Una vez acabadas las reuniones a mediodía aún tuve un poco de tiempo para hacer turismo por el centro de la ciudad antes de coger el avión de vuelta a casa.
Me gustó mucho lo que ví, y pude constatar lo que ya me habían dicho, que Munich es una ciudad con mucho nivel, mucho dinero y tal (no sin duda es una de las ciudades más ricas de Alemania (y eso es decir mucho)).
No tenía yo el cuerpo para mucha fanfarria, pero sí que estuve paseando y visitando la catedral, haciendo fotos de edificos, plazas y fuentes (me acabo de dar cuenta que cuando estoy visitando una ciudad esos son algunos de mis objetivos favoritos para fotografiar) y hasta visitar alguna que otra tienda.
Me encantó encontrarme con una tienda recién inaugurada de American Apparel (por cierto, como casi siempre la ropa de chica es mucho mejor que la de chico). Nunca antes había estado en ninguna, y me apetecía un montón (sé que en Europa hay en Londres, Paris y Hamburgo, pero nunca antes había tenido la oportunidad de visitar ninguna). Así que no pude evitar proveerme de calconcillos, y algún que otro material de algodón (pantalones de chándal y cosas así). En fín, ¡cosas que pasan...!

Y con todo esto, ya estoy en disposición de confirmar que mis vacaciones de verano han acabado, y que aunque pueda parecer que he viajado mucho, juro que he tenido las mismas vacaciones que todo el mundo.
Debo confesar que cuando esperaba el avión de vuelta a casa me dí cuenta que ya estaba cansado de dar tantas vueltas, y echaba pestes de tantos aeropuertos, y ya estaba echando de menos tener una temporadita de tranquilidad en casa para descansar, poder disfrutar de mi casa, mis amigos y de todo esto.
Así que a partir de ahora ya puedo por fín descansar y llevar una vida más ordenada (aunque debo confesar que me ha costado varios días reponerme y quitarme de encima el cansancio de las cervezas esas alemanas) ;-))

Así sea.

2 comentarios

Cool Boy -

Hooola cielo,

pues sí, estoy ultimando los ultimos dias en la isla, para mudarme a la capi,
aunque todavia me quedan dos semanitas, hay que ir apurandolo todo, jaja!

Me alegro que te gustara tanto Roma, a mi tmb me parecio muy interesante, aunque todavía no tuviera la madurez necesaria como para apreciarla verdaderamente, jaja!

Cuídate, un beso!

inthesity -

tokio ya no nos quiere, new york new york, la lluvia en Sevilla es una pura maravilla, París bien vale una misa, Siempre quise ir a LA, 55 días en Pekin, que significa esto???? ahora estás en Munich?? a que me mosqueo